Ayer Microsoft anunciaba nueva asociación para apoyar el sistema operativo CoreOS, y se ha comprometido a esforzarse más para trabajar junto a sus socios en las tecnologías y sistemas de código abierto. Aunque Microsoft lleva en sus genes la política del software de pago (ya en la década de los 70 Bill Gates y Paul Allen vendieron su intérprete de Basic para Altair), en contra de compartir software libremente, el vicepresidente corporativo Jason Zander anunció un cambio de rumbo, y en una reciente entrevista a VentureBeat declaró que se puede esperar que cada vez más software de Microsoft sea de código abierto.
Zander no niega los inicios de la compañía de Redmond, pero menciona que el software libre es precisamente una de las tecnologías que sus clientes más les están demandando. No obstante también rompió una lanza a favor de su compañía, diciendo que la creencia común que la gente tiene de Microsoft no es del todo cierta: "si tuviera que volver atrás y hacer un seguimiento a nuestra historia, nos daremos cuenta que muchos de los proyectos de código abierto fueron creados por nosotros", asegura.
Y pone unos cuantos ejemplos: IronPython, la implementación del lenguaje Phython del .NET framework, así como CodePlex, uno de los sitios de alojamiento de código abierto proyectado ya en 2006, dos años antes que GitHub. Un año después, en 2007, Microsoft desveló IronRuby, una implementación de código abierto muy parecida a IronPython, pero en este caso destinada al lenguaje de programación Ruby diseñado también para .NET (¿coincidencia para potenciar precisamente su propia plataforma .NET?). Y más recientemente TypeScript, un lenguaje libre realizado sobre JavaScript.
Windows Azure contó con kits de desarrollo bajo licencias de código abierto, y hace dos años incluso hubo una versión preliminar del mismo Azure libre como fase de test.
Zander menciona que esto no va a parar, y que el código libre será cada vez más importante en el futuro. Este año nos encontramos con Docker (un sistema de procesos para entornos en la nube), y que supone en la práctica una alternativa a la tecnología de máquinas virtuales para ejecutar múltiples aplicaciones con un único servidor físico.
Pero diga lo que diga Zander, con todos los entornos, aplicaciones y desarrollos que ha ido acumulando durante todos estos años Microsoft, las que él nombra (y quizá algunas pocas más) no son más que unas gotas testimoniales, y la realidad auténtica es que, tal como la mayoría de personas piensa, Microsoft continúa siendo una compañía total y radicalmente cerrada a todo tipo de software libre. Por mucha palabrería y promesas, sus genes están ahí y es muy difícil cambiarlos de un día para otro. Sobre todo si, en el fondo, ellos mismos no quieren hacerlo, que ese parece ser el principal motivo de que no lo hagan de una vez.
| Redacción: Revista Ordenadores
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