Hace ya mucho tiempo os hablábamos en Radio Ibérica del ratón láser Logitech LS1 (Logitech M150), y os lo recomendábamos muy efusivamente. Siendo un ratón de cable, no necesitamos baterías ni pilas, y su tecnología láser no requiere apenas mantenimiento: sólo una limpieza muy de cuando en cuando, y tendríamos un ratón que nos puede durar prácticamente toda la vida. Además, muy fiable y de funcionamiento suave y preciso.
Esa es la teoría, pero tras algunos meses comienzan a aparecer los primeros signos de obsolescencia programada.
El ratón, por su tecnología, no debería de estropearse fácilmente y, si está bien hecha su electrónica, al no disponer de partes móviles (exceptuando los pulsadores) no debería deteriorarse ni desgastarse. Logitech lo ha hecho, además, con una carcasa superior fenomenal, de material plástico que, además de casi no envejecer (amarillea y pierde color, pero es un simple desgaste estético que no afecta a su funcionamiento), es muy agradable al tacto.
Por desgracia todas esas bondades que posee el ratón en la parte superior, se pierden totalmente en la parte inferior. Dicha zona está compuesta de una goma, una resina muy frágil (que, por cierto, recuerda mucho en su composición al bezel de los G-Shock) que con el tiempo se desgrada. Cuando comienza esa degradación se empieza a deformar cada vez más rápidamente, hinchándose, cuarteándose, volvíéndose pegajosa y con un aspecto muy asqueroso. Lo peor es que, además, acaba tomando deformaciones, perdiendo todas sus cualidades estructurales y transformándose en una masa dúctil que se desprende y, cada vez que tomamos el ratón, se nos quedan "motitas" en las manos.
Es una pena que Logitech no haya usado un plástico en lugar de goma, sabiendo que este tipo de resinas tienen una durabilidad media de dos a tres años (algo muy conocido, y más entre los fabricantes, y sospechosamente el tiempo justo para que pase la garantía del producto) y que, con un ratón donde cada día hay que usarlo y cogerlo con la mano, ese soporte estructural puede disminuir drásticamente.
Que hayan recurrido, pues, a esta resina, solo parece responder a que lo hayan hecho a posta, para que el ratón se deteriore alcanzado ese tiempo. Lo más indignante es que el resto del ratón, incluyendo su electrónica y pulsadores, continúan funcionando perfectamente, lo que nos indica que Logitech podría haber hecho, de haber querido, un producto fenomenal, pero no les ha dado la gana.
Si en lugar de goma hubieran fabricado la parte media inferior del Logitech LS1con un plástico duro, o como el plástico del cuerpo superior del periférico, habría sido todo un acierto. No han querido hacerlo así porque puede ser que les convenga con el único objeto de darle a ese producto una fecha de caducidad.
Además tenemos que añadir, por desgracia, que esta es un tipo de estrategia muy habitual de Logitech, tanto en sus ratones como en sus teclados: teclas que se borran tras determinada cantidad de pulsaciones, resinas que se deshacen, o elementos de soporte que podían haberse fabricado mejor, que se deterioran pasado determinado tiempo, solo con un único objetivo: que a los pocos años tengas que volver a comprarles otro ratón u otro teclado.
Es una lástima que haciendo productos que podrían ser tan buenos, y con piezas de plástico que no son caras, no quieran hacerlos pensando, únicamente, en obligar al consumidor a adquirir un nuevo ratón tras determinados meses de uso.
| Redacción: CODE Intermedia | codeintermedia.com
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