Me llama la atención que hay páginas de Internet que, aunque en teoría destinadas a publicar noticias genéricas de informática y aplicaciones, la mayoría de sus posts se alimentan de noticias sobre Raspberry Pi. Por navidades, la gente de Raspberry Pi aprovechó las compras navideñas para anunciar a bombo y platillo el lanzamiento de su nuevo modelo Raspberry Pi 3. Por si no lo sabes, Raspberry Pi es un sistema modular, una especie de "placa base" con los mínimos componentes para que cada uno se monte un sistema informático según sus necesidades (o posibilidades económicas).
Sobre el papel la idea es buena, y de hecho tiene una enorme comunidad de incondicionales detrás, pero las cosas no son tan simples como nos quieren hacer creer, y por eso lo de "engañabobos".
Lo primero, y esta es una guía esencial para entender Raspberry Pi, cuando adquirimos uno de sus modelos principales (por unos 40 €) no adquirimos el ordenador, ni nada remotamente parecido. Pueden resultar tentadores esos 40 €, pero nadie regala nada (y en el mundo de la informática menos aún).
Además, el concepto de Raspberry Pi no es nuevo, ya en los inicios de la informática la gente compraba placas base (popularmente conocidas como "placas madre", porque a partir de ellas se añadía todo lo demás), para poder montar un ordenador más asequible (o mejor, o más personalizado) que los vendidos al completo en las tiendas. En Raspberry Pi es lo mismo, pero con una placa más pequeña y algunos componentes de conexión ya previamente instalados.
Pero claro, con la placa modular uno no hace nada, y quien la adquiera se ha gastado 40 euros en un muy chuli pisapapeles, pero poco útil. ¿Qué se requiere? Periféricos.
Lo malo es que no valen todos los periféricos (o muchos de ellos) y, así, encontramos a compañías que venden esos periféricos especialmente para Raspberry Pi, con el fin de que uno no se tenga que comer mucho la cabeza y pueda "enchufar" y listo. ¿Qué tenemos que adquirir, como mínimo? Bueno, empecemos:
Necesitaremos, obviamente, un sistema de energía. el adaptador de corriente nos costará unos 20 €. A ello hay que sumarle un teclado (de 10 a 20 €, dependiendo del modelo), y una pantalla (de 20, 30 o más €). Si tu sistema Raspberry Pi es antiguo necesitarás un adaptador wifi, y, por supuesto, una tarjeta de memoria. Con todo ello, ¿qué tendremos?
Pues no, no tendremos un ordenador, y esto hay que destacarlo bien para que a nadie se le caiga el alma al suelo tras haber completado "semejante proyecto": tras haber gastado esos mínimos requerimientos lo que tendremos es una especie de smartphone o tablet (dependiendo del monitor que hayamos adquirido), con un sistema operativo propio basado en Linux (Raspberry Pi funciona con un Linux en su distribución Debian "raquitizado", con lo mínimo más imprescindible). Es más o menos lo que nos ofrecía Asus con aquellos primeros Eee PC, pero en plan modular (y en el caso de Asus, por cierto, te venía con Windows).
Obviamente para quien desee experimentar con hardware sin demasiado peligro de quemar la instalación eléctrica (que es para lo que lo usan la mayoría) es una buena solución, pero para quien busque tener un ordenador "de verdad" no es una buena idea. Por menos de lo que nos costaría completar el "modulaje" de un Raspberry Pi, tenemos en el mercado tablets y smartphones ya completos a precios más competitivos, y además nos evitaremos los quebraderos de cabeza de tener que andar ensamblando componentes y adquiriéndolos aparte (la mayoría de ellos, además, hay que comprarlos online, con el consiguiente gasto extra como adquieras los productos por separado, en forma de gastos de envío). De hecho en Raspberry Pi tienes que comprar hasta la caja de plástico donde vas a meterlo (bueno, puedes hacer una de madera de cajas de frutas, pero tú ya me entiendes...).
Similar ocurre con el sistema operativo de Raspberry Pi, Pixel, que últimamente aparece por todos lados y parece que sea la mayor revolución informática de la historia. Lo anuncian como el Sistema Operativo que viene a rescatar ordenadores antiguos o con poca memoria, pero aunque eso sea así, no es una solución nueva, ni siquiera la mejor. En realidad, detrás de Pixel se esconde una distribución Linux, de nuevo Debian concretamente, lo suficientemente recortada para no exprimir demasiado el sistema. Resulta que distribuciones similares, ligeras y rápidas, hay a montones y desde hace bastantes años, por lo que Pixel en realidad no aporta nada nuevo. Incluso Ubuntu tiene su propia distribución similar, Xubuntu.
De hecho, hasta los mismos responsables de Pixel aclaran que puede que con algunos tipos de periféricos (hardware) no sean compatible, o no funcione correctamente, algo que es, como muchos sabréis, lo más habitual en Linux.
¿Merece la pena, por lo tanto, Pixel? Pues teniendo en cuenta que no aporta nada nuevo de lo que ya había, instalarla responde más a criterios de que sintamos curiosidad, que no a necesidades reales. Por otro lado, ordenadores antiguos pueden funcionar con Windows antiguos, es cierto que existe el riesgo de la inseguridad que estos sistemas tienen, pero un Linux obsoleto también tiene riesgos de seguridad y, por ello, también en Linux se requieren instalaciones y actualizaciones constantes, a veces tan profundas que alcanzan su kernel. Para quien quiera un sistema seguro que acuda a un Mac y que se deje de bobadas de este tipo.
| Redacción: CODE Intermedia | codeintermedia.com
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